jueves, 3 de febrero de 2011


¿Porque no hice caso?
Éxodo 16:16-35
¿Han escuchado alguna vez la frase: "¡Te lo dije!"? Cuando tenía 7 años, recuerdo que regresaba a casa del colegio con mi primo en autobús todos los días, él tenia unos 14 años mas o menos y en repetidas veces escuche a mi mamá decirle que me cuidara mucho y a mi me decía que le hiciera caso, en ese tiempo recuerdo que los autobuses en mi país llevaban las puertas abiertas todo el tiempo y mi primo había desarrollado una habilidad que me parecía asombrosa y que algún día tenia que aprender y era que cuando el autobús aun estaba en marcha a unas cuadras de llegar a nuestro destino él se lanzaba hacia afuera, caía de pie y corría hasta llegar a la parada de autobuses donde la gente decente se tiene que bajar, esto lo hacia una y otra vez pero antes de su hazaña me decía con una voz fuerte como regaño en forma de sentencia: “No te vayas a bajar hasta que el autobús se detenga”, 

Este tipo de palabras en el ser humano la mayoría de las veces son como un reto, como una pelea en el interior donde el “diablito” y el “angelito” se paran cada uno al lado de nuestra cabeza y comienzan a dar sus argumentos del porque se debe o no hacer algunas cosas que ya nos dijeron que no debemos hacer; por muchos días veía como mi primo que saltaba y yo quería hacerlo igual, quería ponerme frente a la puerta de autobús con mi mochila en la espalda y saltar, me imaginaba la escena en cámara lenta el momento en que saltaba y dejaba el autobús con el aire fuerte sobre mi rostro mostrando una cara de valor y en el momento de caer al suelo las personas que estuvieran cerca dijeran “wow, que valiente, que intrépido, ¿como lo hizo?, otro niño a lo lejos diciendo: “mamá yo quiero hacerlo también”.

Un día en el que escuche la misma sentencia por parte de mi primo y salto, en ese momento comenzó el dilema mas fuerte que otras veces, en menos de 5 segundos hable con mi subconsciente “soy muy intrépido, no sé porque mi primo piensa que no puedo hacer esto, claro que puedo, ya estoy grande, tengo 7 años y muy bien vividos, sé que puedo hacerlo y voy a dejar a mi primo con la boca cerrada y dejara de creer que soy un simple niño y que ya soy todo un hombre”; ahí estaba yo, frente a la puerta trasera del autobús, veía como los objetos en la acera parecían ir mas rápido de lo normal pero no me asuste, la hora de la verdad había llegado, no debería ser difícil, mi primo lo hacia muchas veces, que podría salir mal; a la cuenta de tres saltaría, (1,2 y 3), salte del autobús como un paracaídas salta de un avión, como saltar a la piscina en el rancho de vacaciones, si usted ha pasado por esto antes o sabe algo de física sabrá que la forma en la que salte no era la mas adecuada para este tipo de hazaña, en el momento que caí solo recuerdo que mis pies tocaron el sueño y una fuerza actúo sobre mi haciendo caerme y dar muchas vueltas que me dejaron tirado entre la acera y la calle, sentía dolor por todas partes y los comentarios de las personas que estaban cerca no eran lo que yo esperaba, corrieron hacia mi para ver si estaba vivo, cuando llego mi primo me levanto de las manos y me comenzó a regañar, mi uniforme estaba roto, mis rodillas sangrando, me dolía el brazo y sabia que estaba en problemas, me iban a dar la regañada de mi vida, así que inventamos la historia que me había caído de las gradas en el colegio, pero los padres tienen un sexto sentido y se dan cuenta de todo, nos regañaron como era de suponerse, aprendimos la lección en las siguientes ocasiones mi primo mientras iba conmigo no se lanzo mas del autobús y yo años mas tarde aprendí como era la forma correcta de hacerlo.

Puede parecer gracioso cuando tienes el privilegio de contarlo años mas tarde, pero esto es algo que pasa en la actualidad en la vida de muchos cristianos, Dios nos da una instrucción de como hacer las cosas para nos vaya bien, pero pareciera que nosotros sabemos mas que Dios, como si nosotros conocemos mejor el camino y que podemos sacarle la ventaja y salirle mas adelante y diciendo -“mira mi opción era mejor que la tuya, te gane”.
Hubo una vez en el desierto en la que Dios le dio una instrucción sencilla al pueblo de Israel, les dijo:  Voy a mandarles el maná, pero cada quien recogerá lo que pueda comer en un día, mas o menos 2 litros por persona y nadie dejará nada para el siguiente día, solamente el viernes recogerán el doble porque el sábado es día de reposo y no habrá nada. (paráfrasis y énfasis del autor) Éxodo 16:16, 22.

Creo que mas claro no podía estar, era también un acto de fe para el pueblo, hoy voy salir a recoger el maná que me voy a comer y estoy seguro que si Dios dijo que mañana también habría maná pues el maná ahí estará
Dijo Jesús: “Ya no se preocupen preguntando qué van a comer, qué van a beber o qué ropa se van a poner. Solo los que no conocen a Dios se preocupan por eso, ustedes no se desesperen por esas cosas. Su Padre que esta en el cielo sabe que las necesitan. Lo mas importante es que reconozcan a Dios como único Rey y que hagan lo que Él les pide. Todo lo demás, Él se los dará a su tiempo. Así que no se preocupen por lo que pasará mañana, ya tendrán tiempo para eso. Recuerden que ya tenemos bastante con los problemas de cada día”. (Mateo 6:31 TLA).
Como se nos olvida esto tan seguido, y al pueblo de Israel también, vea lo que pasó:
“Algunos dejaron algo para el otro día; pero crío gusanos, y apestaba. (Exodo 16:20 RVA), y no solo eso vea esto... 
“Aconteció que algunos del pueblo salieron en el sábado a recoger, y no hallaron nada” (Exodo 20:27 RVA).
Así actuamos nosotros innumerables veces, nos gusta hacernos los valientes, nos gusta pasarnos de listo y lanzarnos del autobús en marcha pensando que lo resolveremos a nuestra manera y lo peor de todo es que cuando estamos en el suelo, con dolor en todo nuestro cuerpo, muchas veces le echamos la culpa a Dios por la situación vergonzosa en la que nos encontramos.

Cuando Dios nos da una instrucción es porque él conoce el cuadro completo, él sabe cual es mejor camino para llegar porque él hizo el camino, él es el camino, es el guía que sabe como llegar a la cima sin que te caigas, 
El reto para hoy es, dejemos de creer en nuestras fuerzas, en que somos mas listos que Dios y que tenemos la mejor respuesta, empecemos a creerle a Él.
“Así comieron los hijos de Israel maná durante cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada; maná comieron hasta que llegaron a los límites de la tierra de Canaán.” (Éxodo 16:35)
Si El dijo que lo va a hacer lo va a hacer.